La religión en la Alta Edad Media

El Cristianismo se había convertido en la religión oficial del Imperio Romano en el siglo IV y había empezado a extenderse entre las tribus germánicas antes de la caída de Roma. La división del Imperio Romano en dos, el de Oriente y el de Occidente, resultó también en una partición en el seno de la Iglesia Cristiana. La parte occidental, centrada en Roma, se convirtió en católica; la parte oriental, centrada en Constantinopla, se convirtió en ortodoxa. En el siglo VII surgió en Arabia el Islam, una de las grandes religiones del mundo.

El cristianismo

La expansión del cristianismo entre los bárbaros constituyó una poderosa fuerza civilizadora y ayudó a asegurar que algunos vestigios de la ley romana y del latín continuaran en Francia, Italia, España y Portugal. Sólo en Inglaterra el cristianismo romano sucumbió ante las creencias paganas. Los francos se convirtieron al catolicismo durante el reinado de Clovis y, a partir de entonces, expandieron el cristianismo entre los germanos del otro lado del Rin. Por su parte, los bizantinos extendieron el cristianismo ortodoxo entre los búlgaros y los eslavos. 

El cristianismo fue llevado a Irlanda por San Patricio a principios del siglo V, y desde allí se extendió a Escocia, desde donde regresó a Inglaterra por la zona norte. A finales del siglo VI, el Papa Gregorio el Grande envió misioneros a Inglaterra desde el sur. En el transcurso de un siglo, Inglaterra volvió a ser cristiana.

Los monasterios

Durante los disturbios de la Edad Oscura, unos cuantos cristianos fuertemente comprometidos se retiraron de la sociedad para vivir como ermitaños, normalmente en el salvaje e inhóspito límite de la civilización. Los ermitaños, a su vez, inspiraron a los clérigos más convencionales a realizar votos de pobreza y de servicio como respuesta a las enseñanzas de Jesucristo.

Muchos de estos clérigos formaron nuevas comunidades de religiosos afines que recibieron el nombre de monasterios. El Papa Gregorio alentó la construcción de monasterios por toda la Europa cristiana. En algunas zonas de Europa, pronto se convirtieron en los únicos reductos del saber. Hay quien opina, por ejemplo, que los monjes irlandeses preservaron la civilización en sus monasterios. Los monjes irlandeses se desplazaron a otras zonas europeas para enseñar y revivir el interés por el saber. Los monasterios eran la principal fuente de hombres instruidos capaces de ayudar en la administración del gobierno, por lo que muchos adquirieron importancia como asistentes y consejeros reales.

Con el tiempo, los monasterios se enriquecieron por las donaciones de tierras, como le había pasado a la iglesia romana. Se fundaron distintas órdenes religiosas con diferentes objetivos. Algunas vivían replegadas en sus propios intereses; otras formaban a misioneros para enviarlos a tierras salvajes; otras aconsejaban a los papas en materia doctrinal; y otras proporcionaban importantes servicios comunitarios como el cuidado de ancianos y enfermos o el socorro a los necesitados.

El Islam

El Islam fue fundado en Arabia en el siglo VII por el profeta Mahoma. Se propagó rápidamente  e inspiró un gran movimiento de conquista. El mapa político de África del Norte, del Medio Oriente y de Asia central cambió casi de la noche a la mañana. La Península Ibérica, el Medio Oriente, Asia Menor, Iraq, Irán, Afganistán, parte de la India, Paquistán y parte de Rusia se convirtieron al islamismo. Durante el breve periodo en que el Imperio Islámico permaneció unido, amenazó con cumplir su objetivo de convertir al mundo entero a sus creencias. La estabilidad y el crecimiento económico del nuevo mundo islámico trajeron una paz y prosperidad a sus territorios que eran desconocidas en la Europa occidental del momento. La cultura musulmana sobrepasó a la bizantina en las artes, las ciencias, la medicina, la geografía, el comercio y la filosofía.

Los conflictos entre los musulmanes y los cristianos dieron como resultado las Cruzadas, una serie de intentos por parte de la Cristiandad Occidental para reconquistar Tierra Santa en Palestina.

Las matemáticas y la religión

En el artículo sobre la religión en la Alta Edad Media, las matemáticas no están directamente relacionadas con el contenido del texto. Sin embargo, en un contexto más amplio, existen algunas aplicaciones de las matemáticas en relación con la religión y la Iglesia en ese período:

  1. Cálculo de fechas y calendarios: La Iglesia en la Alta Edad Media estaba involucrada en la determinación de fechas importantes, como la Pascua, que se basa en cálculos astronómicos y matemáticos. El establecimiento de un calendario litúrgico preciso requería cálculos precisos para determinar las fechas de festividades y eventos religiosos móviles en relación con la Pascua.
  2. Matemáticas aplicadas a la arquitectura eclesiástica: Durante la Alta Edad Media, se construyeron numerosas catedrales y iglesias con diseños arquitectónicos elaborados. La arquitectura gótica, por ejemplo, se caracteriza por el uso de formas geométricas y proporciones matemáticas precisas. Los constructores y arquitectos eclesiásticos utilizaron conceptos matemáticos, como la proporción áurea, la geometría y las técnicas de cálculo para diseñar y construir estas estructuras religiosas.
  3. Cálculos relacionados con la administración eclesiástica: En la Alta Edad Media, la Iglesia tenía vastas posesiones y tierras, y la administración de estas propiedades requería cálculos y registros precisos. Los clérigos y líderes religiosos realizaban cálculos para administrar la propiedad de la Iglesia, calcular ingresos, impuestos y distribución de recursos.

Aunque estos aspectos no se mencionen específicamente en el artículo proporcionado, son ejemplos generales de cómo las matemáticas podrían haber estado relacionadas con la religión y la Iglesia durante la Alta Edad Media.